miércoles, 17 de marzo de 2010

REFLEXIONES

HUELLAS EN LA ARENA

"y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano." Juan 10:28

Una noche tuve un sueño...

Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor, y a través del cielo, pasaban escenas de mí vida.

Por cada escena que pasaba percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena, uno era mío y el otro del Señor.

Cuando la última escena pasó delante de nosotros, miré hacia atrás y noté que algunas veces, en el camino de mi vida, quedaba solo un par de pisadas en la arena.

Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles y angustiosos de mi vida.

Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor:

Señor, tú me dijiste cuando decidí seguirte que estarías siempre conmigo durante todo el camino, pero durante los peores momentos de mi vida había solo un par de pisadas... No comprendo por qué tú me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba.

Y el Señor me respondió:

"Mi querido hijo, Yo te amo y jamás te abandonaría en los momentos de sufrimiento. Cuando viste en la arena solo un par de pisadas, fue justamente allí donde Yo te cargué en mis brazos."

Jesús dice: "Vengan a mí todos los que están cansados, trabajados y cargados, y yo os haré descansar."


PARABOLA DE LOS TALENTOS

Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el de los dos talentos dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el que había recibido un talento dijo: Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo. Mas su señor le respondió: Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

1 comentario:

  1. Hola Jonathan, buen trabajo, recuerda las conclusiones para tu proyecto de vida.

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